By Maglie da Calcio Al igual que con el calendario de la primera mitad, la NBA ha reanudado el uso de la programación estilo béisbol en la segunda mitad, camiseta de lebron james con equipos que juegan dos partidos en una ciudad contra el mismo oponente para minimizar los viajes cuando sea posible. Esto incluye el uso de “preprints”, piezas de literatura científica de libre acceso que permiten a los investigadores comunicar sus resultados temprano para que el mundo pueda leerlos y evaluarlos. Esto es relevante en contextos médicos y biomédicos donde los resultados pueden tener implicaciones sobre cómo tratamos o manejamos un problema moderno. Los equipos creativos y diseñadores de cada plantilla juegan un papel fundamental y de ese brainstorming surgen verdaderas joyas que deben estar en cada armario, y algún que otro fiasco que nos gustaría no haber visto sobre una cancha. Tener de cerca a un ídolo es una de las emociones más indescriptibles que hay y si ese ídolo es ni más ni menos que uno de los más grades jugadores en la historia de la NBA, cualquier reacción es válida. En la última edición de la NBA, los Milwaukee Bucks se consagraron campeones al vencer en la final 4-2 a los Phoenix Suns, logrando así su segundo título en la historia de la liga.
Primer jugador de la historia de la NBA en lograr seis triple-dobles consecutivos de 30 o más puntos. Tomaron parte 26 equipos, cuatro más que en la temporada 2016-17, configurándose seis divisiones, Atlántico, Central, Sureste, Medio Este, Suroeste y Pacífico, disputando una fase regular de 50 partidos cada uno. Sin embargo, debido a la pandemia y los problemas en curso causados a los diferentes equipos, no existe tal equidad en el calendario de la segunda mitad. No hay coincidencia, por ejemplo, que los cuatro equipos que jugaron la primera noche de regreso –los Washington Wizards, que están en Memphis para enfrentarse a los Grizzlies, y los San Antonio Spurs, que viajarán a Dallas para jugar contra los Mavericks– – Todos han sido afectados significativamente por COVID-19 durante la primera mitad de la temporada. La NBA publicó su calendario para la segunda mitad de la temporada regular en vivo en “The Jump” de ESPN el miércoles por la tarde, exponiendo cómo planea que los 30 equipos completen los 72 partidos en medio de la pandemia de COVID-19 en curso. Para hacer las cosas lo más justas posible, cada equipo estaba programado para jugar 37 o 38 partidos durante los 73 días en que estaba programado el primer semestre.
Los Spurs y Grizzlies tienen la mayor cantidad de partidos por jugar, y cada uno tiene que meter 40 partidos en un tramo de 68 días del calendario. Se mantuvo el aspecto benéfico, en el que el equipo que obtuviera la mayor cantidad de puntos en cada cuarto recibiría un premio en efectivo, que sería donado a una organización benéfica designada. Incluso sin un tratamiento o una vacuna, el conocimiento de quién está infectado permite a los profesionales de la salud pública intervenir, participar en el rastreo de contactos e identificar a quienes deberían poner en cuarentena. Pero las inversiones de la NBA no solo apoyan la investigación con aplicación directa al rendimiento deportivo, sino que también buscan expandir el conocimiento en muchas áreas. Al reflexionar sobre cómo los compromisos de la NBA fomentaron el éxito en la prevención de brotes de COVID-19, nos damos cuenta de que la “burbuja” era un nombre poco apropiado. Desde el positivo de Rudy Gobert y la suspensión de actividades, la NBA no ha hecho otra cosa que priorizar la salud de sus integrantes a todos niveles y, a partir de ahí, construyó su regreso con mente mente abierta y paciencia, al punto que esperaron tres meses antes de anunciar el calendario y decidieron jugarlo en una burbuja tan estricta, que ni siquiera será negocio en este ejercicio con un costo mayor a los 150 millones de dólares.
Los números que registran los Cavs (hasta antes del juego del jueves ante OKC) reflejan el radical cambio que los ha catapultado al primer ligar de la Conferencia Este y a ser el gran favorito para llegar a las Finales de la NBA. Se mantendrá la tradición de que los equipos se enfrentarán ante otros de su misma conferencia hasta la final, al igual que en los playoffs. En la temporada 2016/2017 los Wolves, de nuevo, se quedaron sin playoffs con un récord de 31/51. Aun así, se vio la mejora de Zach LaVine, Andrew Wiggins y Karl-Anthony Towns, todos promediando más de 20 puntos por partido durante la temporada, pero no fue suficiente. La experiencia del partido de NBA dependerá ampliamente del asiento que elijas al comprar la entrada. Como las metas bien fijadas enmascaran el efecto de la orientación a objetivos, parece probable que los nuevos empleados a los que se les asignen ambiciosos objetivos específicos de aprendizaje en lugar de objetivos de desempeño lograrán un mejor desempeño independientemente de la orientación a objetivos. Es difícil encontrar problemas evidentes en los campeones defensores y en un equipo que es visto como el favorito para repetir esta temporada, pero será interesante ver si Boston puede mejorar su sólida, pero no espectacular, actuación defensiva.